Hay que aceptarlo, no somos los de antes. El reconciliarnos una y mil veces creo que no es solución. Hay que aceptarlo, perdona mi llanto, me duele hasta el alma, pero nadie engaña a nuestro corazón. Prepara tus lagrimas.
Porque el fuego lo apagamos con lágrimas, porque en vez de dar más, dimos menos, por perdernos en orgullos absurdos, que no hacían mas que lastimarons, y amargarnos la vida,
se nos va el amor.
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